La sombra de un ángel
- carlosmoralesfalcón
- 10 ene 2018
- 1 Min. de lectura

En 1967, y con un entrañable prólogo de Pablo Neruda, aparece en Chile el poemario Piel del tiempo de Enrique Huaco Menéndez (1929-1968). Un poeta peruano, vinculado al cine y a los cursos libres en la Universidad de Berkeley, y ligado sobre todo a la ciudad de Arequipa, a la que volvió siempre por largas temporadas. Solo tres décadas después, en 1988, el poemario encuentra, con justicia, una edición peruana. Piel del tiempo es una recopilación de los distintos momentos creativos de Huaco Menéndez, y en sus apartados sopla constante la aparición de la sombra de un ángel: esta presencia de luz que acompañó una infancia ensimismada y que permanece en la inquietud madura, sobrecogida aún ante el asombro. Por eso, ante el paso lento y corrosivo del tiempo, ante el desmoronamiento de la lluvia y la memoria, Enrique Huaco nos deja en las manos solo su palabra limpia y cálida.
***
Francamente
me gustas
porque tienes la mirada
de una animal
que acaba de nacer.
Un animal puro,
la pupila oblicua,
la ceja
cortada por la mirada
de los hombres,
el hombro manchado
por la alegría
terrenal;
tu mano llena de
piedras transparentes.
(“Carta a un amigo”)
***
…
Mis hombros
son mi parte superior
y me pertenecen;
además nunca cambiarán;
tienen el color de la tierra donde camino.
La idea es simple
No quiero ser otro.
Y si no tengo mi cabeza,
y si no tengo mis huesos pequeños,
¿cómo abriré la mano
para tocar esa palma
de lluvia
que cae?
¿o el ala que desciende
llena de luz
y me despierta?
(“Conversación con Gabriel”).
Enrique Huaco Menéndez. Piel del tiempo. Arequipa: Ediciones Publiunsa, 1988.
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