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La sombra de un ángel




En 1967, y con un entrañable prólogo de Pablo Neruda, aparece en Chile el poemario Piel del tiempo de Enrique Huaco Menéndez (1929-1968). Un poeta peruano, vinculado al cine y a los cursos libres en la Universidad de Berkeley, y ligado sobre todo a la ciudad de Arequipa, a la que volvió siempre por largas temporadas. Solo tres décadas después, en 1988, el poemario encuentra, con justicia, una edición peruana. Piel del tiempo es una recopilación de los distintos momentos creativos de Huaco Menéndez, y en sus apartados sopla constante la aparición de la sombra de un ángel: esta presencia de luz que acompañó una infancia ensimismada y que permanece en la inquietud madura, sobrecogida aún ante el asombro. Por eso, ante el paso lento y corrosivo del tiempo, ante el desmoronamiento de la lluvia y la memoria, Enrique Huaco nos deja en las manos solo su palabra limpia y cálida.


***

Francamente

me gustas

porque tienes la mirada

de una animal

que acaba de nacer.


Un animal puro,

la pupila oblicua,

la ceja

cortada por la mirada


de los hombres,


el hombro manchado

por la alegría

terrenal;

tu mano llena de

piedras transparentes.

(“Carta a un amigo”)


***

Mis hombros

son mi parte superior

y me pertenecen;

además nunca cambiarán;

tienen el color de la tierra donde camino.


La idea es simple

No quiero ser otro.


Y si no tengo mi cabeza,

y si no tengo mis huesos pequeños,

¿cómo abriré la mano

para tocar esa palma

de lluvia

que cae?


¿o el ala que desciende

llena de luz

y me despierta?

(“Conversación con Gabriel”).


Enrique Huaco Menéndez. Piel del tiempo. Arequipa: Ediciones Publiunsa, 1988.

 
 
 

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